La lectura de textos filosóficos

El principal reto al impartir un curso universitario de lectura de textos filosóficos consiste en saber ubicar de inmediato una “estrategia de lectura”: el “enfoque filosófico” y la “orientación metodológica” con que será estudiado el texto en cuestión. Esta doble vertiente de la “estrategia de lectura” se detona, sin embargo, a partir del establecimiento de una delimitación problemática. Pero cuando hablamos de este tipo de delimitación no se trata de establecer únicamente el porqué debemos leer un texto específico o cuál es el mejor modo de lograr una lectura significativa, se trata, en cambio, de identificar los motivos que pudieron haber impulsado el abordaje teórico de un documento que no puede recibir ninguna otra valoración que la de un “texto selecto”. Así que la primera cuestión por resolver para operar una lectura filosófica consiste en clarificar las razones con las que se ha llevado a cabo la elección del texto. En un curso universitario, nunca se lee cualquier libro ni se ha decidido leerlo por un motivo cualquiera; siempre hay una intención que define de inmediato una estrategia, un modo de lectura, una forma de abrir el sentido del texto a su análisis filosófico. Visto de esta manera, resulta estimulante descubrir que siempre es posible llevar a cabo diversos tipos de análisis de un texto filosófico, que las lecturas posibles siempre son diversas y que esto hace que el sentido del texto quede puesto en juego al elegir una “estrategia de lectura”. Se elige, pues, el texto y el modo de su lectura, pero ambas cosas son organizadas por la elección de una forma de entender problemáticamente la lectura del texto filosófico y eso, en la mayoría de las ocasiones, depende del “contexto de lectura” y no del “contexto del texto”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *