Los frutos del viaje 6

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Y cuando (Muhammad) descendió desde su adoración, como ya mencionamos, fue conducido en un Viaje Nocturno hacia la ausencia de la ausencia. Allá pudo contemplar a su Amado; la verdad, como Una y Única, pues el amor requiere celos y no quedan ni los restos del adorador. Mas éste conserva un poder del que no se le incapacita. Así, no se manifiesta de otra manera más que por su Nombre. La revelación es un encuentro nocturno, al ocurrir en la noche el viaje. De entre todas las formas de parlamento, la nocturna es la más elevada, ya que sucede en sitio apartado, recogido, en el lugar de la intimidad, el de la proximidad y la elección

    Ibn ‘Arabi, El esplendor de los frutos del viaje, cap. 23, p. 93.

Los frutos del viaje 5

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El viaje del noble Corán

Dios –Todopoderoso y Majestuoso– dijo: “Lo hemos revelado en la Noche del Destino” (C 97,1), o “¡Revelamos la Escritura en una noche bendita!”. Se trata en realidad de un descendimiento admonitorio, ya que Él dice –Exaltado sea–: “Lo hemos revelado” (inna anzalnahu; lit., “lo hemos descendido”). Quiere decir que el noble Corán, según tradicionalmente dicen los comentadores, bajó de una sola vez a nuestro mundo en la “Noche del Destino”, y lo hizo después por partes al corazón de Muhammad –que con él sea la paz–. Mientras las lenguas lo reciten (el Corán), tanto en público como en privado, nunca habrá de cesar este viaje de la “Noche del Destino”, que en su verdad perdura en la certeza del creyente, la cual no es otra que la de su alma, cuando ésta es pura y honrada. De tal manera, dice: “En ella –esta noche– se decide todo asunto sabiamente” (C 44,4), y así el alma fue creada, de forma que todo en ella sea sabio.

    Ibn ‘Arabi, El esplendor de los frutos del viaje, cap. 18, p. 84.

Los frutos del viaje 4

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Este viaje desvela su Faz, e indica la carencia en Dios de atributos humanos, así como manifiesta el mundo superior. Si a este recorrido se llama “viaje” es porque desvela los caracteres de los hombres, evidenciando tanto a los que son reprochables como a los más loables. Se dice también que la mujer se “descubre” cuando se quita el velo y deja ver su rostro, el cual se revela a ojos vistas como una imagen fea o bella. Dios –Exaltado sea– habla a los árabes: “¡Por la mañana cuando apunta!” (C 74, 34), es decir, las miradas por las que ellos descubren. Y el poeta dice:

Cuando me encontré a Layla iba velada/ y de madrugada me desconcertó el verla descubierta.

Pues sucede entre los árabes que cuando una mujer desea que se sepa de su enojo, descubre su cara. Quien declamó estos versos lo hizo como argucia para reunirse con quien deseaba, de lo cual se dio cuenta su gente, y al advertirlo, descubrió su rostro. Cuando supo él que ella se hallaba amenazada, sintió temor, y partió recitando este verso: “Y de madrugada me desconcertó el verla descubierta”.

En un viaje como éste y otros que se le parecen, nuestro Señor desciende, y mostrando generosidad de Palabra, hace útil la indicación: “Dios, empero, dice la verdad y conduce por el camino” (C33,4).

    Ibn ‘Arabi, El esplendor de los frutos del viaje, cap. 17, p. 83.

    Comentario del profesor
    En este capítulo, Ibn ‘Arabi hace visible analógicamente la relación y unidad teórica entre los conceptos místicos de “viaje” y “camino”, a partir de la exposición y análisis del uso religioso y popular de las ideas tradicionales sobre el velo del rosotro femenino y su excepcional desvelamiento, mostrando sutilmente el uso ambiguo de su descubrimiento o exhibición a ojos vistas, ya sea para hacer evidente el enojo, con toda franqueza, o para cubrir, a manera de engaño, un hecho vergonzoso. El sentido místico del acto de des-velar se pone a juego a través del “viaje” y consiste en des-cubrir el “camino”, en lograr mirarlo, en reconocerlo cuando se le tiene a ojos vistas, aceptando con humildad que su descubrimiento no logra por mérito propio sino por una generosidad divina, que se constituye de inmediato en indicación y guía, particularmente porque consiste en la revelación “sin engaño posible” de una visión de su rosotro “sin atributos humanos”. Este des-velamiento del rostro divino puede resultar la visión de una imagen que nos parezca bella u horrible, pues depende en todo caso de como esté uno mismo dispuesto moralmente frente a su creador, pero siempre será una revelación de verdad una visión sin engaño, así que, gracias a su verdad, el “desvelo de su Faz” en el viaje se convierte, con independencia de nuestras buenas o malas acciones, en una revelación del camino verdadero, del camino de la verdad, y en una orientación del viaje místico hacia la verdad.

Los frutos del viaje 3

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Nos ha llegado la narración según la cual algunos hombres preguntaron al profeta –que Dios le bendiga y dé la paz–:”¿Dónde estaba nuestro Señor antes de forjar la creación?”. Y él respondió –que Dios le bendiga y dé la paz–: “En la obscuridad, donde no había aire, ni arriba ni abajo”; la partícula “no” puede ser negativa o relativa. Has de saber que esta obscuridad es la protección divina, una gran barrera que impide al universo (creado) confundirse con la divinidad, y a ésta fundirse con el universo –quiero decir–, desde los límites esenciales. Es desde esta obscuridad que Dios –Exaltado sea– dice, según la tradición del Profeta –que Dios le bendiga y dé la paz–: “En nada dudo más que en tomar el alma del creyente. Él detesta la muerte y yo el causarle mal, mas ha de volver a mi encuentro”.

    Ibn ‘Arabi, El esplendor de los frutos del viaje, cap.10, p. 71.
    Comentario del profesor
    A partir de este pasaje selecto, se pueden ensayar algunas reflexiones sobre la noción mística de “viaje” usada por Ibn ‘Arabi a lo largo de toda su obra, la cual puede servir lo mismo para enunciar el “viaje del Señor” o el “viaje hacia el Señor”, la travesía espiritual que se lleva a cabo desde su obscuridad o hacia su obscuridad: la obscuridad desde la que ha creado todo. En el primer caso, el viajero recorre el camino de su creación (ser creado) de acuerdo con la voluntad de su Creador; en el segundo caso, el viajero recorre el camino de regreso al “mundo de las almas”, con la fuerza y potestad de su propia voluntad, pero sólo cuando ésta ha sido iluminada y se le ha revelado los secretos del misterio de la creación, y éstos han quedado como bellos espectáculos para la contemplación de una “imaginación creativa”.

El núcleo del núcleo

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IBN ‘ARABI, El núcleo del núcleo. Introducción de Ismail Hakki Bursevi. Traducción del inglés de Pedro J. Aguado Sainz. 5a. ed. Málaga, Editorial Sirio, 2002. [ISBN 84-86221-40-4]

Disponible en línea en el sitio web de Editorial Sirio:
IBN ‘ARABI, El núcleo del núcleo [PDF en línea]. Introducción de Ismail Hakki Bursevi. Traducción del inglés de Pedro J. Aguado Sainz. 5a. ed. Málaga, Editorial Sirio, 2002.

Viaje al señor del poder

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IBN ‘ARABI, Viaje al señor del poder. Introducción del sheikh Muzaffer Ozak Al-Jerrahi. Trad. del inglés por Pedro J. Aguado Saiz. 5ª ed. Málaga, Sirio, 2002, 107 p.

Disponible en línea en el sitio web de Editorial Sirio:
IBN ‘ARABI, Viaje al señor del poder [PDF en línea]. Introducción del sheikh Muzaffer Ozak Al-Jerrahi. Trad. del inglés por Pedro J. Aguado Saiz. 5ª ed. Málaga, Sirio, 2002.

Disponible en línea en las Bibliotecas Virtuales FHL de la Fundación Ignacio Larramendi:
IBN ‘ARABI, Viaje al señor del poder [PDF en línea]. Introducción del sheikh Muzaffer Ozak Al-Jerrahi. Trad. del inglés por Pedro J. Aguado Saiz. 5ª ed. Madrid, Fundación Ignacio Larramendi, 2012.

Los sufíes de Andalucía

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IBN ‘ARABI, Los sufíes de Andalucía. Málaga, Sirio, 2007, 240 p. [ISBN 978-84-7808-086-1]

Disponible en línea en el sitio web de Editorial Sirio:
IBN ‘ARABI, Los sufíes de Andalucía [PDF en línea]. Málaga, Sirio, 2007.

Disponible en línea en las Bibliotecas Virtuales FHL de la Fundación Ignacio Larramendi:
IBN ‘ARABI, Los sufíes de Andalucía [PDF en línea]. Madrid, Fundación Ignacio Larramendi, 2012.

El interprete de los deseos

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IBN ‘ARABI, El intérprete de los deseos (Taryuman Al-Aswaq). Traducción, comentarios y notas de Carlos Varona Narvión. Murcia, Editoria Regional de Murcia (Colección Ibn Arabí, 6), 2002. [ISBN 978-84-7564-241-3]

Disponible en línea en las Bibliotecas Virtuales FHL de la Fundación Ignacio Larramendi:

IBN ‘ARABI, El intérprete de los deseos (Taryuman Al-Aswaq) [PDF en línea]. Traducción, comentarios y notas de Carlos Varona Narvión. Madrid, Fundación Ignacio Larramendi, 2012.

El árbol del universo

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IBN ‘ARABI, El árbol del universo (Shajarat al-Kawn). Traducción al inglés, estudio y notas de Arthur Jeffery; traducción del inglés al español por Carmen Liaño. Madrid, SUFI, 1989, 84 p. [ISBN 84-87354-00-9]

Disponible en línea en las Bibliotecas Virtuales FHL de la Fundación Ignacio Larramendi:

IBN ‘ARABI, El árbol del universo (Shajarat al-Kawn) [PDF en línea]. Traducción al inglés, estudio y notas de Arthur Jeffery; traducción del inglés al español por Carmen Liaño. Madrid, Fundación Ignacio Larramendi, 2012.