En antiguos escritos de los árabes, he leído, venerables Padres, que habiéndosele preguntado sobre lo que consideraba lo más admirable en este escenario del mundo, Abdala, el Sarraceno, respondió que nada más espléndido que el hombre. Con este juicio coincide aquel otro famoso de Mercurio: “Gran milagro, oh Asclepio, es el hombre”.
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Giovanni Pico della Mirandola, Discurso sobre la dignidad del hombre, p. 203.